(Nos volveremos a ver porque siempre hay un regreso)

Y esa vez te tomaré tan fuerte que no permitiré que nos volvamos a perder.
Un día la vida puso en mi camino un cielo. ¿Casualidad? ¿Destino? No tengo idea, pero parecía que nos conociéramos desde siempre y es ahí donde empezamos un conjunto de maravillosas experiencias, donde nos perdimos en la piel del otro y donde el viento soplaba a nuestro favor.
Una cosa puedo asegurar que es verídica, el alma nos ardía de amor.
Observar el paisaje a su lado ha sido el mayor placer que la vida me ha podido otorgar, pero así como un atardecer perfecto se desvanece en la penumbra, aquel puro y tan cálido amor se llenó de oscuridad infinita... y en aquel cielo ya no brillaban ni las estrellas.
Sus ojos se tornaron vacíos y con el paso del tiempo nos agarró la tormenta y naufragamos en un mar de desprecio y soledad. Mis días se tornaron grises, pues mi vida estaba hecha a su lado, no podía imaginarme una noche sin su presencia, pero lo encontraré... Aquel mal tiempo pasará y seremos de nuevo él y yo, fundiendo nuestras almas con aquella pasión que nos consumía en aquel tiempo armónico.
La noche pasará, el sol se pondrá mas cálido que nunca y mi cielo brillará. Él, mi único cielo donde he podido estar en paz, mi incinerante amor. Nos encontraremos una vez más y esta vez al salir la noche no te irás... Nos quedaremos juntos y observaremos el alba.

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