Decidió entonces alejarse de un par de vidas, decidió empezar a creer en los besos de alguien más, empezó a encontrar una nueva razón para volver a creer que el amor existe, que existe y está. Es un cuento de esos que se empiezan a escribir y se dejan a medio hacer, pero entre beso y beso, sigue. Una idea que no era y que de repente fue. Y escondidos bajo la sombra de algún árbol se siguió escribiendo. Aún tengo ganas de un sábado perdidos por ésta pequeña ciudad y enredarnos en algún tejado. Él tenía la sonrisa más bonita y cada motivo que me daba por estar ese instante mirándome, era suficiente. La vida tiene algo para ti. Tal vez la chaqueta. Quien sabe si un corazón.

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