
Te he visto despertar y desesperar. Te he visto queriendo e indiferente. Te he visto cumpliendo años y quemando dudas.
Me he quedado a dormir debajo de tu nombre, me he aprendido como hueles y donde (me) dueles. Me has llevado a casa de todas las maneras posibles, me has dado todo lo que me falta. Y ha sido entonces, cuando he abandonado todo lo que me sobraba.
Nos bastó un año para probarnos. Y solo ha hecho falta una tarde sin ti para escribirte esto.
Y hasta aquí puedo leer
O mejor dicho,
Hasta aquí puedo escribir.
¿Y hasta aquí tú y yo?
Pero tenía aquella risa tan suya; que ni la mitad de la gente imaginaba lo tierna que podía llegar a ser, lo valiente que podía resultar y lo perdida que podía estar por culpa de alguien como tú.
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