Hay veces que el invierno enfría y congela nuestras ramas. Hay otras veces que nieva, y hasta el invierno entra en calor cuando le tocas. Congelados. Al borde del abismo, asomándote al precipicio del nunca más, apareces. Y descolocas cualquier idea premeditada en un impulso. Y recuperas lo que daba por perdido. Y convences a mis dudas de que todavía nos necesitamos. Que las noches se hacen cortas y las caricias eternas. Que los besos ya no solo se dan, sino que saben a oportunidad. Saben a nuevo. Saben. Sabemos. Sabemos más cosas, hablamos más, no sé si mejor. Sabemos a intento. Y quien no intenta no gana.
Algo tenemos en común, que a ti y a mi no nos gusta perder.
Y así estamos, ganando(nos)

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