Por decir, te diré que tengo ganas de tus ganas, de decirte "¡Venga!" y que me digas "¡Vale!", que me hables en mayúsculas de excesos y cristales empañados. Saber, sabía poco de ti, por aquel entonces, que eras más de impulsos que de casualidades. Que estás a un vestido y una cremallera de seducirme, pero no me rompas los esquemas si no vas a romperme las medias. Que si por alguna casualidad apareces mañana, dejaré que me cuentes mil historias, si luego me haces mil veces el amor.
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