Jamás imaginé que un libro pudiera tocarme tan profundamente, me adentré de lleno en él y fue tan hermoso, tan perfecto que siento que jamás (o al menos por mucho tiempo) podré encontrar otro que lo supere... Sinceramente, este libro fue lo más maravilloso y triste que leí en toda mi vida. Lloré con él, me reí y aprendí TANTO. Aprendí que hay infinitos más grandes que otros infinitos, que puedes colocarte el arma asesina entre los dientes pero no darle el poder de matarte, que grandes amores pueden durar una corta eternidad, que el mundo no es una máquina de conceder deseos, pero lo más importante, gracias a Hazel y Augustus aprendí que lo único que hay es el hoy y el ahora, que el futuro no es importante, hay que vivir la vida hoy y a pleno, como si fuera tu último instante, porque sencillamente podría serlo, la vida puede acabar en el medio de una frase, mañana o dentro de 46 años, pero acabará.
Este libro demuestra que incluso en tiempos difíciles, no hay que perder la ilusión, las ganas de vivir, la capacidad para soñar... El amor llega incluso en nuestra época más oscura, y puede transformar todo completamente; la historia de Hazel y Gus, a pesar de ser trágica, es emotiva e indescriptible, ellos nacieron bajo la misma estrella, y aunque sus vidas no son para nada perfectas (poseen cáncer, que no es más que un efecto colateral de estar muriéndose) ellos cargan con ello y deciden hacer sus sueños realidad, cueste lo que les cueste.
¿Bien? Bien. 

<<"Amor mío, no puedo expresar lo mucho que te agradezco nuestro pequeño infinito. No lo cambiaría por el mundo entero. Me has dado una eternidad en esos días contados, y te doy las gracias.">>
<<Todo el mundo debería tener amor verdadero, y debería durar como mínimo toda la vida.>>
<<No puedes elegir si van a hacerte daño en este mundo, pero si eliges quien te lo hace. Me gustan mis elecciones. Y espero que a ella le gusten las suyas.>>


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