Intente que mis ojos le mostraran todo el amor y el cariño que yo sentía por el. Teníamos las narices tan cerca que con un leve movimiento podíamos rozarlas, y su verde mirada no dejaba de penetrarme. Transmitíamos pasión, una pasión que hubiera podido hacer arder a todos los arboles a nuestro alrededor y ni cuenta nos hubiésemos dado. Su boca se acerco a la mía, lento, muy lento, como midiendo mi reacción... Sentí su respiración en mis labios entreabiertos y su dulce aliento. y en el momento exacto en que sus labios, las puertas del alma, chocaron con los míos, sentí a mi corazón latir tan deprisa que pensé que iba a escaparse de mi pecho, y de hecho creo que lo hizo; se alejó de mi y al despedirnos se marchó con él...